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martes, 18 de marzo de 2014

Mujer Azul

Alvin Reyes

Tengo en mi mente clavado el recuerdo de una mujer azul. La vi una tarde desde el otro lado de la calle. Sentí un pedazo fulgurante de cielo que desvió mi atención del camino y me hizo girar la cabeza. A su lado los demás seres eran monigotes que caminaban apresuradamente. Ella no. Ella era azul y caminaba con garbo, con lentitud. Su largo vestido azul azotaba el viento con dulzura. Esa mujer no era de este mundo. No de este tiempo. Los otros seres que pasaban por su lado eran misiles presurosos dirigidos a sus trabajos, a la estación del metro, a sus  miserias. Ella no, la prisa estaba ausente en sus movimientos. Se detenía frente a las tiendas, se arreglaba el pelo en el espejo de los escaparates. Sonreía al tiempo que sacudía su cartera azul. Ah recuerdo también su sombrero azul, adornado con una flor. Contemplándole me olvidé de todo, de mi prisa, de lo que había salido a hacer. El celular vibraba en mis bolsillos yo le dejaba vibrar por no perderme un solo segundo del contorno de esta mujer azul. Mujer de otro mundo, mujer de otro tiempo. Luego fatalmente legué a mi destino. Me detuve un momento más a mirarla, a verla perderse en el mar de almas agitadas que la rodeaban y al doblar la esquina volteó el rostro y, creo que lo soñé, me devolvió de sus labios una sonrisa azul, luego agitó de nuevo  su cartera al viento y se me perdió para siempre.

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