Alvin Reyes
Siéntate. Quieres tomar
algo. Una cerveza por favor. Mira te mandé a buscar porque sé que tú me crees
sin que yo te cuente nada, lo hago porque si siguen hablando vainas y me matan
quiero que por lo menos alguien sepa lo que de verdad ocurrió. Yo sé que al
Hombre le han dicho muchas cosas pero nada de lo que pasó fue mi culpa, a mí me
encargaron un trabajo e intenté cumplirlo, todo lo demás fue por el error de
los otros, de los que metieron en esto al hombrecito de mierda ese. Perdón por
hablar asi de un muerto pero es que estoy encabronado hasta los cojones. Te
digo que la cosa pasó rápido. La culpa no fue mía. Hice lo que me tocaba, pero
el muchacho no tenía mucha experiencia. Mucha no. Ninguna. Era un tipo joven,
pero no lo digo porque fuera joven, he conocido muchos jóvenes con agallas para
este negocio. Lo que pasa es que el no sabia en lo que se estaba metiendo.
Imagínate un contador sin empleo con tres mil líos y deudas. Julián, dizque por
ayudarlo, lo contrata para que lleve los libros y los pagos que se hacen a las
gentes del Hombre. Pero ojala tú le vieras, una porquería de hombre, pobre
infeliz. Lo primero es que no sé en qué diablos andaba pensando Julián que no
le dijo al comemierda ese que ocultara bien esos libros. Tu estas oyendo? El
hombrecito tenía los libros en su casa, en su mesa de comer, en la casa de su
mujer y su suegra como si fuera la tarea de la universidad. Y cuando la DNCD hizo el allanamiento,
bingo!, encuentran todos los libros. Ya tu sabes muchacho en esos libros están
los nombres de todo el mundo hasta el del General, el que es medio familia
tuya. Del síndico de Jurungo, del fiscal de Jurungo, muchacho ya tú sabes una
bomba, por suerte que no lo agarraron a él en ese momento, pero se llevaron a
la mujer y a la suegra. Mira que lio. Entonces me llama Julián ahogándose, que
si agarran al tipo nos fuñimos toditos, que si el Hombre se entera de que
metimos la pata nos llevó el diablo, oye, tu estas oyendo?!.
Dizque nos llevó el diablo, dizque metimos la pata, como si yo tuviera algo que
ver con eso, yo no tengo ningún participación en las operaciones, yo ni
siquiera vendo la vaina esa, lo mío es ajustar cuentas y hacer trabajos
específicos, yo le doy para bajo a la gente a quien me mandan. Punto. Yo no
jodo con negocios, y todos ustedes, perdón que te incluya, deben saber eso, lo
mío es hacer mandados, no me meto en negocios. Entonces Julián me pide que
esconda al muchacho, yo vacilé un momento, pero, tú sabes, Julián y yo, los
años en esto. No me pude negar. Me dan una dirección, paso a buscar al hombre
y, ríete, un hombrecito, en todo el sentido de la palabra, no ombe, Julián debe
aprender mas, como busca semejante elemento. Te digo que el pobre tipo estaba
muerto de miedo. Cagandose. Le dije que tuviera confianza, yo le escondería
bien, lo tranquilicé un poco. Ahora te digo algo tienes que hablar con el
Hombre en serio, yo creo que, creo no, estoy seguro de que estamos infiltrados,
si no, no se explica, Julián me dio la
dirección en persona, en la calle, como me estaban siguiendo los agentes de la
DNCD? A mí, dime? Ojala yo pudiera verlo
antes de que me maten para explicarle, o a lo mejor me vendieron, que se yo,
asi salian de mí, no pero no pueden ser tan brutos, porque ellos sabían que yo
era el único que podía sacar a su hombre de donde estaba y llevarlo a un lugar
seguro. Te digo que cuando estábamos por salir y que el contador recogía alunas
cosas me olí algo, hermano, la experiencia. La cosa no estaba bien. Miro por la
ventana y que crees, estábamos casi rodeados, agentes por todas partes. Mantuve
la calma. Me fui a la parte trasera y vi que había una posibilidad saltando
algunos callejones. Rápidamente saco una pistola y se la doy, me mira como un
idiota. Casi le obligo a que tome el arma y le indico en silencio que me siga.
Te digo todo esto porque Julián anda por ahí diciendo que yo deje que mataran
al tipo. No, lo que hice fue comportarme de acuerdo a las circunstancias,
tampoco iba a dejar que me mataran. Bueno, saco dos pistolas mas, tú sabes que
yo no escatimo precauciones. Le doy una patada a la puerta trasera, salgo
corriendo y le grito que me siga, o sea, atiende bien, tengo que ir por un
callejón, rodeado de agentes pendiente a él y a mi, no coño!, pero Julián no
puede seguir hablando de mi así. Tomamos a los agentes por sorpresa, creo que
logré matar dos, en el callejón siguiente nos salen dos más, maté uno y salté
por la pared, el otro lo acorraló y yo le grito: Dispara!. Se quedó temblando,
sudando de miedo con el revolver casi cayéndosele de las manos, me miró con
unos ojos de gato triste que me partieron el alma iba a dispararle al agente
que lo tenía acorralado pero entonces me cayó encima una lluvia de balas y tuve
que saltar por la pared oí varios disparos
y corrí como un demente, oye crucé la Anacaona sin darme cuenta de que tenía
dos pistolas en las manos, casi me atropellan, me les perdí por el Mirador de
milagro. Y después de eso todo lo que he oído es solo calumnias sobre mí, eso
es Julián limpiándose del lio. Te lo digo yo, diga lo que diga Julián, no tuve
culpa. Se dejo matar como un comemierda. Ahora, me dio pena, este no era su
mundo. Fue una muerte inútil. Quieres otra cerveza?.